viernes, 30 de enero de 2015

SOLO DIME QUE AÚN ME QUIERES.






Me cuentas que ahora te dedicas a conocer la ciencia
Y quizá lo hagas porque tengas una mala conciencia
Por aquel día que te estaba esperando, y no viniste
Por no haber conseguido billete, al menos eso dijiste.

Yo te esperaba en la estación, con el traje de domingo
Las manos enlazadas, los sobacos sudados, nervioso
Con muchas ganas de verte y entonces cantar ¡bingo!
Pero era una tarde gris con un cielo plomizo y acuoso

Y bueno, no viniste, y se acabó la historia de repente
Nuestro querido amor, se fue río abajo y la corriente
Nos arrastraba a ambos, a ti alguien pudo agarrarte
Y yo me llevé conmigo, sólo la sensación de amarte

Así pues, desde entonces en silencio he volado
Por otros cielos a los que no estaba acostumbrado
Mil veces por tu ausencia, confieso haber llorado
Sobre todo al recordar nuestro estanque dorado

Donde el eco de húmedos besos el agua removían
Haciendo que la gente se volviese al pasar
Ahora aquel estanque, es de agua de mar,
Salada e insalubre, cuando antes tan dulce parecía.

Yo no quiero decir que seas la culpable; en todo caso
La víctima también de una cierta, como diría, sensación
De vacío sin límites, de no saber que hacer, en conclusión
La prueba fehaciente de que por amor se pierde el paso

Y uno acaba como yo, tirando de recuerdos ya olvidados
Efímeros placeres que duraban lo que tarda en pasar
Una hora en un hotel de carretera, desnudos y abrazados
Tratando de robarle un par de minutos más al despertar.

Pero quiero decirte antes de que las Musas me abandonen
Que aquel día esperé porque te amaba, y no por las razones
Que a partir de entonces te he dado; y te pido mil perdones
Si este último poema, que supongo leerás, para ti supone

La constatación de una íntima sospecha, algo que ya intuías
Cuando al poco de no acudir a la cita, mil cartas me escribías
Todas llenas de mensajes de amor y cariño a raudales, tanto
Que muchas veces, tan solo las podía leer envuelto en llanto.

He llorado, sí, como también me he reído cuando tocaba
En otro tiempo tú y yo tan solo fuimos uno y el destino
Que suele emponzoñar la vida de los amantes clandestinos
Me ha enviado un escueto mensaje que dice: esto se acaba.




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