Aquellos fueron tiempos de oscura soledad, dias pasados
bajo la sempiterna melodía de una canción un poco triste
hecha por un compositor cuyo nombre ya hemos olvidado
y que dejaste de escuchar hace ya tiempo, cuando asumiste
tu rol de dama esperanzada por salir a flote desde abajo
sin más ayuda de la que podía proporcionarte la ilusión
compartiendo momentos especiales, con horas de trabajo
y saliendo un poco de la rutina diaria asomada al balcón.
Hoy todo ha cambiado bruscamente, las nubes lloran
al compás de una voz que se desgarra en la garganta
emitiendo sonidos, parecidos a aquellos que suenan
cuando el alma esta llena de alegría y de repente canta
para alejar sentimientos encontrados, malos presagios
aferrados a una vida que detuvo su torpe movimiento
en la arena de una playa donde abundan los naufragios
al compás del rencor que rememora el traicionero viento.
Ya no eres la niña consentida, sin mas futuro que el amor
impuesto por las reglas de una sociedad en decadencia
de un hombre sin muchas aspiraciones pero de gran decencia
en cuyos brazos muy poco acogedores, que olían a alcanfor
encontraste la paz, que no el cariño, pero quién necesita
de amores en estos tiempos en los que el dinero proporciona
cualquier capricho, incluso puede convertirte en princesita
cuando ya tienes llena la despensa, el corazón no reacciona
para aquello para lo que fue creado, es decir, para amar
y se refugia en su mansión desde donde se divisa el mar
y sonríe cuando le preguntan acerca de su cometido
hubo un tiempo en el cual ser corazón le parecía divertido
y ahora ha cambiado su nombre por el disfrute de una cena
eso si, en un lujoso hotel de un resort imperial, olla de ricos
tan lejos de la pasión, como un actor en paro, de la escena
por ser contratado, siquiera para una función, daría brincos;
y sin embargo la ilusión se aleja al comprobar que jamás
se dirigirán a él para darle trabajo, antes bien, lo ignorarán
sutilmente eso sí, para que no se sienta menos que los demás
y cuando haya que interpretar ese papel, en otros pensarán.
Yo soy el actor en paro, que ha perdido su libreto de repente
vacío de esperanza desde que te fuiste hace ya muchos años
hoy tengo que decir que la soledad en si misma no hace daño
pero te hace ver la vida, antes color de rosa, de forma diferente
mientras tú eres el éxito en forma de mujer, el vil ejemplo
de que al dinero, como a un Dios, se le ha hecho un templo
donde se adoran iconos que en otro tiempo despreciamos
y donde ahora se repudia todo aquello que un día amamos
Pero no esperes de mi parte ni un reproche, nada que objetar
a una forma de vida que te permite incluso ser caritativa
con aquellos que demandan de tí, como yo hice, una dádiva
aunque en mi caso lo único que deseaba era poderte amar
pero al no conseguirlo me propuse representar ese papel
para el cual la vida te prepara sin acudir a clase
nacido para actor secundario de una vida cruel
nunca dejaría de serlo, a no ser que tú me lo pidieses.
y si algún día te veo en el teatro, cómo no en su primera fila
con pieles tan lujosas como el oro, con diamantes incluso,
si ves que pierdo el hilo del relato y mis ojos hacia tí enfilan
te voy a declarar mi amor entre sollozos, luego llámame iluso.-
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