domingo, 30 de diciembre de 2012

NADA TEMAS POR MI AMOR (1)




Tal vez no te impresione pero aún así me gustaría amarte
antes que la cruda realidad se imponga a nuestros sueños;
antes también de que el pertinaz olvido se haga dueño
de los recuerdos por los que no fui capaz, ni de olvidarte

ni de disfrutar del todo de tu presencia evanescente
a mitad de camino entre la princesa que querías ser
y la buena mujer que conocí, la que me hizo creer
que sería posible realizar todo lo que llevas in mente

con tal de soportar la cruda realidad diaria que supone
a ratos, un reto singular que nos dejará sin la energía
necesaria para llegar sobrados al final de cada día
y no tener que acudir a remedios extremos, que te ponen

frente a la tesitura de si esta película ya la has visto
de si todo lo que te ocurre es algo lógico y normal
o si por el contrario has seguido una senda que va mal
y al tratar de dar la vuelta, intentando no ser visto

te has dado de bruces con un extraño obstáculo, insalvable
como el minúsculo grano para la pobre hormiga que se afana
durante todo el día en acaparar comida de una forma loable
para el disfrute de otros individuos, que siguen en la cama

cuando la sombra que proyecta el sol es recta y distinguida
sin asomo de perdurar, viviendo tan solo el momento preciso
en el cual la cordura, patrimonio real de los que dan la vida
por un único instante al lado de su amor, tiernamente sumisos

como si les fuese en ello algo más que el amor, sufriendo
tal vez en demasía, tal vez sin otra opción, quizá, quién sabe
si en el lúgubre fondo de su cándido ser no acabarán queriendo
ser algo más que la negruzca tinta que impregna la pluma del ave

con la que rotulamos de oscuro nuestros sueños eternos y al final
acabamos tratando de emular a maestros pintores que supieron
retratar como nadie el amor en sus múltiples facetas y eligieron
a sus sucesores de forma que ninguna obra fuese un salto mortal

antes bien fuese una bendición en forma de cuadro muy loado
de esos que adornan el salón de las grandes familias de postín
en el lugar más visible de la estancia con destreza colgado
y con una inscripción en la parte de abajo, casi siempre en latín

Honi soit qui mal y pense, que muy pocos saben lo que significa
Sea maldito el que piense mal es una traducción aproximada
y puede que en el fondo sea una afirmación muy meditada
pues el pensar bien de los demás es algo que nos dignifica.

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