domingo, 30 de diciembre de 2012

NADA TEMAS POR MI AMOR (2)




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Aún siendo posible que no te incumba nada de lo que escribo
Yo lo haré de igual modo, por si alguna vez te interesase;
escribo porque quiero, pues la escritura me hace sentir vivo
aunque pensar en tí de vez en cuando es como si describiese

una bella historia atada a unas vivencias olvidadas y antiguas
donde la parca soledad de los momentos implora que la citen
y es cierto que nuestro amor en muchas ocasiones hace aguas
e igualmente lo es que nuestros cuerpos en la cama se eviten

porque el juego del amor se nutre de apuestas sin futuro
porque es lícito jugar cuando ningún jugador arriesga nada
porque ha mucho tiempo que espero en vano una llamada
es el motivo por el cual no daría por nuestra relación un euro

tal vez porque el dinero se suele echar de menos cuando falta,
y cuando sobra no se dice, no vaya a ser que te quedes sin nada
y la gente, mordaz, se ría en tus narices, a grandes carcajadas
pues ya sabes que hay una parte del mundo que está a la que salta

mientras otra gran parte añora los momentos pasados junto al mar
dando mil vueltas al postrero retrato que se hizo en vacaciones
cuando la proa del velero estaba ahíta de grandes sensaciones
sabiendo que su sólo destino, el único posible, consistía en surcar

las amplias avenidas que el agua bifurca cuando la ola crece
y la espuma, oculta bajo el agua, liberada del yugo, se aparece
y la mano en la borda se moja libremente, sintiendo la humedad
como nota la flor el reflujo de la gota de rocío que es todo levedad

y maneja el perfume en función de ésa gota, liberando el aroma
apenas la luna deja de llamar la atención y el tibio sol asoma
entre los riscos desconocidos de una montaña ignota, reducida
a una simple ondulación, una erupción de la tierra empobrecida

por el empuje de las fuerzas ocultas bajo la faz del suelo, que suben
y que bajan, se mueven de un lado a otro, se chocan y se aplacan
al compás de una música triste, salpicada de notas que no saben
de sonidos extraños ni de estridencias vanas, sino que se colocan

en el momento justo y en el lugar exacto del relato incruento
sobre un tiro al azar con el arco del triunfo, y pasado el momento
no nos quedarán ganas de volver a jugar a estar enamorados
pues el amor, cuando más sentido tiene, es cuando se ha pasado

y tras de haber subido al autobús azul que siempre camina por una senda roja
y después de haber colocado cuidadosamente nuestro corazón en la bodega
para saber el destino, quien más quien menos su propia margarita deshoja
si bien en nuestro caso no hará falta pues me temo que nuestro amor era de pega.