lunes, 30 de abril de 2018

HACE FALTA VALOR






Nunca he sido capaz de amar a mediodía
cuando el sol calienta más de lo debido
y al llegar a casa, que sin tí está vacía,
porque quizá de compras te hayas ido

tan sólo me apetece dejar la ropa aquí y allá
un gesto que sé que te disgusta sobremanera
dirigirme de forma rápida y directa a la nevera
y coger una cerveza fría que en mi cuerpo caerá

como cayó el maná sobre aquellos israelitas
que cruzaban el desierto a lomos de camellos;
si era bueno, o no, tan sólo lo probaron ellos
en todo caso a Dios le dieron gracias infinitas.

Cuando la casa arde y no puedes ni acercarte
a la ventana, y hasta el reflejo de la luz molesta
cuando no quedan ganas de hacer ni una fiesta
y únicamente tienes en mente la idea de bañarte

es que estás en verano, en plena canícula estival,
meses en los que en algunos países es invierno
quien lo diría a la vista de cómo está el percal
y cuando ves tu casa convertida en un infierno.

Queda la tarde, con su carga de brisa refrescante
partitura de una ópera muchas veces cantada;
quién no se ha quejado nunca del calor reinante
mientras el abanico deja de ser una cosa olvidada.

Y qué decir de la noche, con su carga de estrellas
difusamente oscura, ciertamente entregada
a un poco de frescor, nostalgia encadenada
cuyo origen incierto, escondido, sólo conoce ella.

Sé que regresarás con tu carga de bolsas repletas
de artículo cuya necesidad, es quizá cuestionable;
me vale si así eres feliz, si el precio es razonable
tal vez la ropa que compraste antaño esté obsoleta

Ignoro cómo puedes ir de compras con este calor
con lo bien que se está en casa, sin gastar energías;
si me dieran a escoger, sé muy bien lo que elegiría
pues para salir de casa estos día, hace falta valor.

Pero no voy a darte la charla por tratar de ser dichosa
por salir de casa cuando más calor parece concentrarse
amar también consiste en ocasiones en saber adaptarse
a compartir la vida con una persona un tanto caprichosa.


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