miércoles, 31 de enero de 2018
NO HUBO UN DIA GRIS
Cuando pasen los años y la historia nos ponga
capítulo a capítulo, en el sitio adecuado,
se irán difuminando aquellos delicados
versos de falso amor, casi, casi, milongas
y la serie de males que nos llevó al infierno
en el que ahora estamos, reclamará su sitio;
tal vez hayan pasado callados el invierno
pero ya en primavera, con vigor infinito
elevarán el vuelo, sobrevolando el lago
en el cual una vez, en aquella barquita
nos dimos un paseo, por el agua fresquita
recuerdo que tenías una especie de vástago
que mojaste al principio, para dejar después
tu impronta en la quilla, en un sutil mensaje
duradero y sencillo, pero escrito al revés,
invisible para todos, y al acabar el viaje
tuviste que cogerte los bajos del vestido
para no empaparte del agua que no cesa
de reclamar su sitio y que luego hace presa
de la orilla y la arena, abrazo compartido
entre dos grandes fuerzas de la naturaleza
por una parte el agua, ligera, inmaculada
y en la otra la tierra, un poco más quemada
por el sol, que en Agosto, enseñará su fuerza.
No hubo un día gris, pero al llegar la tarde
el ocaso envió un poquito de sombra
aún hoy en día, tu ternura me asombra
y eso que los años me han vuelto cobarde;
ya no me quedan ganas de decirte te quiero
la lengua se me pega al cielo de la boca
trato de no ser débil, me acuerdo de las rocas
y si pudiera verte, siempre con gran esmero
te abrazaría así, como hicimos un día
debajo de aquel pino, testigo involuntario
de un amor infinito, renovado a diario,
a base de caricias y de galanterías.
Hoy vuelvo a ser aquel hombre con dudas
la tristeza me acecha como un lobo a su presa
tu presencia me turba; y cuando me saludas
pongo cara de asombro, o mejor, de sorpresa.
...///...
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