martes, 4 de julio de 2017
SI HAY ALGUIEN EN TU PUERTA
Hoy te enfrentas a un dilema, entre la pena y la duda
de seguir hacia delante, o bien mirar atrás con ira
y decides como siempre seguir tu instinto, segura
como has estado siempre, incluso cuando desnuda
abierta al amanecer de un día claro, sin manchas,
opuesto a los intereses de las nubes procelosas
que a veces se colocan por los cielos a sus anchas
del fulgor de tu mirada, se puede decir, celosas,
y dominar el entorno, con tu perfecta mirada
retocada por los ángeles, hecha para enamorar
por la cual algunos hombres dejaron de trabajar
aunque luego por tu parte quedasen en la estacada
golpeados por los celos, heridos de gravedad
en hospitales perdidos atendidos en urgencias
no existe para su mal ningún remedio, la ciencia
todavía no ha encontrado una cura de verdad.
Si tu rostro es tan perfecto que no precisa de nada
si tu alma se distingue por los fulgores que irradia
si hay alguien en tu puerta, esperando una mirada
helándose día y noche, perpetuamente de guardia
no lo despidas, pues aunque ahora eres preciosa
tú sabes que la belleza, llegado un punto se aleja,
al igual que los propósitos, ésos entre ceja y ceja
que siempre salen a flote por encima de otras cosas.
Quizá no tengas seguro que es el hombre de tu vida
y es posible que no intuyas un futuro placentero
es cierto, como bien sabes, no tiene mucho dinero
pero nunca la ha faltado un buen plato de comida
y tampoco se queda corto en asuntos del amor,
sus poemas son muy largos, a veces hasta de más
pero el instinto le dice que en un futuro, quizás,
sea con la poesía con lo que ahuyente el temor
a una cierta confluencia de ideas contrapuestas,
como son vivir felices, o trabajar hasta el alba
para amar no hace falta ninguna clase de apuesta
y en cuestiones del cariño la ocasión la pintan calva
habrá que ir espigando las plantas hacia el verano
cuando el sol nos dé de pleno en la espalda y el sudor
empape nuestro cabello y resbale hasta las manos
será entonces cuando surja aquel verdadero amor.
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DE EXPERIENCIAS PASADAS (1)
Me ha ido tan mal en el amor, hasta el presente
que he decidido desenamorarme, y no pensar
en hacer regalos a la persona amada, ahorrar
hasta los besos que sin dudar, le regalaba antes
porque he visto que no hay reciprocidad en su mirada
y cada vez que le abrazo, siento algo de frío, y lloran
mis ojos, y ella oculta sus manos, que quizá tiemblan
sabiendo que más allá del deseo presente, no hay nada.
De experiencias pasadas podría hablar un rato
de cartas escritas al amanecer, haría un curso
y de los mensajes al azar, como último recurso
editaría un libro sin final, para vender barato
el relato de una vida alejado de cualquier esperanza
tristemente adosado al olvido, sin apenas apego
a ninguna variante del deseo o a ése amor ciego
que defendemos, mientras hay algo de cariño, a ultranza.
Y no es por hablar por lo que escribo, sino para callar
sobre cuántas ocasiones he desperdiciado en esta vida
para ser feliz, para estar con ella, e incluso para amar
aún sabiendo que la felicidad es una escalera de subida
y en cada peldaño hay una flor distinta, sin espinas
hay que cortarla, sí, pero con gran cuidado y tino
no vaya a ser que se despierte esa odiosa vecina
que calma todas sus desdichas con botellas de vino
y luego te dice la verdad, aunque te duela tanto
que prefieras huir y no escucharla, le da igual
pues su voz se oirá, aún cerrando a cal y canto
todas y cada una de las celosías de ése ventanal
desde el cual se divisa la bahía, nuestro lugar secreto
con barquitos de pega y otros de verdad, que transitan
por las gélidas aguas de un invierno gris, es un gran reto
que ellos superan sin aparente dificultad e incluso evitan
los grandes bloques de hielo, creo que se llaman icebergs
cuya presencia nos indica peligro, hay que estar vigilantes
porque chocar con ellos significa que te vas a hundir antes
o al menos, que te van a rescatar, si es que te llegan a ver
entre la espuma negra del mar embravecido cuya presa eres tú
molesto por la presencia de gente extraña, en sus frías entrañas
su fondo es muy oscuro, pero su superficie es también tan azul
que hace que las historias de naufragios sean tan solo patrañas.-
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DE EXPERIENCIAS PASADAS (2)
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diseñadas por hombres sin talento para poder contar
a otros, que no tuvieron la suerte de conocer el mar
que hay ballenas delgadas y que los delfines tocan
el violín por las tardes, y con sus gestos provocan
el aplauso real de los veraneantes cuyo fin es gozar
y en cada puerto, se bajan de los barcos a comprar
todo aquello que venden los astutos comerciantes
que cobran en metálico, tal y como se hacía antes.
Pero no venden amor, aunque sí elixires varios
cuya eficacia es dudosa, y un poco alto el valor
quizá no nos haga falta comprar un ciclo de amor
pero si no lo encontrases, tal vez pases un calvario
cuya cima se me antoja tan lejana y peligrosa
que estoy por renunciar a la cumbre y volverme
al refugio donde el can, cerca de la lumbre duerme
esperando que en la noche aparezcan mariposas
para seguir con la vista su largo vuelo y soñar
con pasados amoríos, con otros dueños, con paz
mientras se rasca la piel, hasta donde es capaz
vigilando, con un ojo, a quien se quiere escapar
de su destino mirando el plano de las montañas
tan deslucido y ajado, que parece ya un despojo
de aquel mapa reluciente donde ponían el ojo
todos aquellos turistas cuyos recuerdos engañan
al que no es conocedor de la vida en una cumbre
del sacrificio infernal de andar por entre la nieve;
cada cual con su verdad, andar por la vida debe,
y hacia el atardecer, si hay alguien que te alumbre
y te hallas con una copa de buen vino en la mano,
da gracias de corazón, porque la noche estrellada
con su manto de nostalgia, lejos de la madrugada
te dejará, al menos por un rato, ser más humano.
Y en la vasta soledad de un día lejos de todo
casi sin desayunar y vestida de cualquier modo
habiendo ya calculado la ruta más despejada
te irás, como otras veces, apenas la madrugada
asome su cara amable por entre pliegues de cielo
sin mirar atrás, sin lágrimas, haciéndote la valiente
haciendo ver que tu alma está compuesta de hielo
del cual, durante el verano, ya he tenido suficiente.
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NO NOS HIZO FALTA EL SOL
Cuando se ponga el sol y haya partido sin retorno
el viejo tren que acumula carbonilla en sus entrañas
habrá un alto en el camino, con sus flores de adorno,
y su ración de árboles caducos y sus plantas extrañas.
Siempre hay un porqué para todo momento y lugar
y una contestación para las preguntas sin respuesta
en cada árbol se oye, de un pájaro distinto, el piar
y en el casino de la vida, los más osados apuestan
con dinero falso, como lo es la mayor parte de la idea
según la cual, los amantes no pueden volverse atrás,
siempre tienen que mirar hacia delante, sea cual sea
el camino, y tienen que mostrar algún deseo, además
porque la vida sin esperanza no es tal, será si acaso
la parte negativa del perfume de una flor cortada
el ligero beso de despedida de una tarde inacabada
el rumor de un despecho, o la sensación de fracaso
que siempre va con el amante, como un viejo amigo
del cual no puedes desprenderte aunque quisieras
emprendes un ligero trote, cambias mucho de acera
pero cuando mires hacia atrás siempre estará contigo.
Si optas por la vida fácil, debes de tener un gran cuidado
en no sobrepasar los límites del tiempo, ni dejar al azar
los momentos precisos, necesarios para empezar a amar
o de otro modo, alguien vendrá a llevarse lo más preciado
y verás humo negro saliendo de un tubo de escape
una mano agitando los dedos en señal de despedida
y sentirás entonces como una emoción sobrevenida
y ya no tendrás ninguna gana de preparar un ágape
Porque el árbol caído no hace sombra, sólo da pena
y sus hojas se arrastran por el barro como anguilas
en un estanque sucio, reptando por entre la arena,
mientras acerca de la mejor forma de salir, cavilan.
No nos hizo falta el sol para ver el lejano amanecer
ni tampoco el deseo hizo mella en nosotros cada día;
quizá no hicimos mucho para ser felices, faltó alegría
pero no es razón para que el amor hubiera de fenecer.
Aunque debo de reconocer que el entierro fue adecuado
las flores justas, y muy negro el de los trajes ajustados;
nos cogió por banda un capellán que tuvo buen cuidado
en no dar a entender, que lo nuestro ya había terminado.
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NO RECUERDO QUE LEÍ
Si ahora te digo que te echo de menos, no mentiría
y si oyes que puedo vivir sin tí, nunca lo creerías
pues tantas veces escuchaste éstas palabras mágicas
cuando el amor desafiaba a cualquier otra lógica
que supongo acabaste por creer que el mundo giraba
en torno a una sucesión de recuerdos tan profundos
como las simas del mar, que esconden otros mundos
mientras en la superficie, la vida nunca se acaba.
No sé si las ilusiones acabaron con los sueños
o han sido los malos gestos los que nos traen aquí,
sólo sé que en la distancia, un poco lejos te vi
y el miedo, de la alegría, se hizo un poquito dueño
y mandé a buscarte yo, que presumía de duro
a dos amigos de ambos, con flores a tutiplén
esperé por tu regreso, fumándome un gran puro
esperando que volvieses quizá fumando también;
y a la hora de la cena, como no habías llegado
cené sólo, miento, estaba en compañía del gato
y ponían en la tele un programa sobre enfados
así que me fui al salón y me puse a leer un rato.
No recuerdo qué leí, pero las tantas me dieron
y me costó levantarme pues mis ojos se cerraban
me pareció oír un coche, era un vecino que entraba
y tras de achucharse un rato, varias figuras salieron
en bonita procesión y se fueron calle abajo
si fuesen en dirección a tu casa, me imagino
que aún podría seguirles, un poquito cabizbajo
aunque es posible también equivocar el camino
y acabar en el jardín del parque, donde las hayas
dan sombra durante el día a montones de parejas
he tratado de impedir, como sea, que te vayas
el volver a conquistarte yo tengo entre ceja y ceja
y si no es en este mundo, pues será en el siguiente
y para ello he sembrado en tu campo la simiente
del deseo de volver a ser un par de amiguetes
que las tardes de verano se beben unos sorbetes
mientras el sol rebobina su torpe luz y se esfuma
hacia el lado de la tierra donde la hierba no crece
el amor que compartimos, volátil como la espuma
una vez muerto de pena, un buen entierro merece.-
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IBA PENSANDO EN MI VIDA
Supuse que estarías ocupada, y no llamé
pasé por tu vida, sin hacer ningún ruido
compré unos metros del papel del olvido
y luego, como había venido, me marché.
mi nueva dirección no se la di a nadie
que pudiese dar a conocer mi paradero
saqué de la cuenta casi todo mi dinero
y la ruta de cualquier transporte estudié.
Iba pensando en mi vida pasada junto a tí
mientras la carretera se hacía más estrecha
y me dio un poquito de pena en cuanto vi
el destino, marcado por una lejana flecha
y un cartel, movido por el gélido viento
cuyo sonido ululante, retumba en el oído;
como ves, esta vez es cierto que me he ido
otras veces, sólo era un oscuro pensamiento
pensado, sí, pero nunca ejecutado de verdad
como esos proyectos que quedan en el camino
igual que las penas, a veces ahogadas en vino
pero que salen a flote, rodeadas de humedad.
El motivo de mi marcha, no viene a cuento
lo es tan sólo el hecho de que nunca volveré
y si lo hiciera, quizá sería un buen momento
para tomarnos el tanto tiempo aplazado café
a la espera de mejores días, sin condiciones
hechos a medida para el amor, como cosidos
a mano por esclavos en precarias situaciones
y por la espada de los celos y la ira, heridos.
Pero si hay que remover aún alguna conciencia
y debemos recordar, a pesar nuestro, momentos
en los que nada salió como debía y la paciencia
que se nos agotaba hora tras hora entre lamentos
optó por olvidarnos, como si la peste aquella
durante la cual perdieron la vida tantos fieles
fuese sólo la consecuencia de una vil querella
que más tarde se quedó dormida entre laureles
empecemos por agitar el cóctel mágico del amor
cuyo contenido es secreto, hasta que se publica,
bebamos unos sorbos la mezcla, y si está rica
quizá hasta nos permita vivir la vida sin temor.-
.....................
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