jueves, 20 de octubre de 2016

EN LAS TARDES DE INVIERNO






La luna se oculta bajo un manto de nubes
puedo ver el incipiente sol, y la marea sube
hoy es un día grande, ya estoy enamorado
y he dejado en tu vida un pequeño recado.

No voy a verte hoy, es cierto, pero no importa
pues el amor tiene en la distancia a un aliado,
tan sólo de otro amor, debe de tener cuidado,
pues podría dejarlo con sus dos alas rotas.

Se trata de volar, darle la vuelta al mundo
se dice que es redondo, y aun no siendo así
siempre nos quedaría el consuelo profundo
de haber llegado lejos, y ahora estar aquí

sufriendo lo indecible por no vernos tampoco
cuando las golondrinas se reúnen para amar
no sé cómo lo hacen, pero si pienso un poco
es fácil aprender, tal vez más que enseñar.

En las tardes de invierno cuando la simetría
del cielo es perfecta y no llueve con ganas,
tengo la sensación de andar en compañía
de personas enfermas, esperando estar sanas

y trato de curar lo que es incurable
poniendo una tirita en heridas abiertas
no es buena señal el ser tan vulnerable
es preciso salir, para cerrar la puerta.

Te quiero tanto que en la noche el sueño me vence
fuertemente aferrado a tu imagen, ya casi desvaída
de tantos besos que le ha dado, con escasa alegría,
por saber que mis versos no siempre te convencen.

Tal vez nos llegue el día de amar sin despedirnos
eso será mañana, pues hoy no es posible
me imagino en la noche tratando de no hundirnos
espero que si voy, tú estarás disponible.

Cuando rompan los sueños contra las feas rocas
y hagan tirarse al agua a pingüinos y focas
y allá lejos el barco que nos trae el cariño
se encuentre fondeado, pues lo maneja un niño

agitaremos juntos una bandera blanca
seremos viejos, sí, pero llenos de vida
si es una distracción, será muy bienvenida
ya estoy un poco harto de jugar a petanca.




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