CON TAL DE QUE VOLVIESES

Por fin he comprendido por qué la gente muere de amor,
Literalmente, y bebe en la fuente de la desdicha el agua
Amarga, que va a perturbar su corazón, donde desagua
La infinita pena, bien guardada entre bolitas de alcanfor.

A esta conclusión se llega tras estudiar diversos casos
De hombres valientes, que luego no suelen serlo tanto
Quienes tras ver de cerca la verdadera cara del fracaso
Acaban tirados en cualquier esquina, envueltos en llanto

Y la gente al pasar les da monedas, como si ése dinero
Les pudiese compensar la falta de cariño, y no es así
Porque si eso fuese posible, compraría el mundo entero
Para envolverlo en suave celofán y luego dártelo a ti.

Con tal de que volvieses, las nubes y los cirros sumaría 
Iría en bicicleta a lugares donde nadie ha llegado todavía
Me creería, en fin, el rey del mambo y muy alegre estaría
Sabiendo que, seguramente, ibas a regresar para ese día.

Pero si para mi mal, corre el tiempo y no regresas
Y el cartero pasa de largo, sin dejarme ni una carta
Si tengo que soplar en soledad las velas de la tarta
Hecha con bastante amor y mermelada de fresas

Daré por perdida ésa parte de nuestra vida juntos
Que con tanto amor sacamos adelante, y la pena
Me subirá por la garganta y casi estará a punto
De ahogarme, como al preso le ahogan las cadenas.

Realmente el amor puede matar y también dar la vida
He llegado a ésta conclusión tras de haber estudiado
Mis propias experiencias y aunque me haya retrasado
La idea circulaba ya por mi mente, como una avenida,

Y a fe mía que aprendí la lección, pues ahora he muerto
No para la soledad, que siempre está conmigo, pero sí
Para el resto de la gente de cuya presencia otrora huí
Soñando que estabas entre ellos, pero estando despierto

Ninguno de esos sueños se cumplía y en pleno desespero
Mirando un espejo, allá a lo lejos, me devolvió tu imagen
Y lloré por los días ya pasados y olvidados que escogen
Muy bien, a los del alma triste, en pleno mes de Enero.

No se muere de amor, sino de pena, y no vuelve el pasado
Si lo has hecho mal en otra vida, ya nada se puede hacer
Tan solo te quedará la certeza de sólo haberte quedado
Y que como en el cine, de amor también se puede fenecer.



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AUNQUE TAL VEZ NO FUESE PARA TANTO

Aún resuena en mi cabeza el llanto
Amargo tras de tu partida, hiriente,
Mis lágrimas como perlas ardientes
Aunque tal vez no fuese para tanto

Pero no hay consuelo para el pobre;
Sólo en la mesa del rico hay comida
A unos les sonríe de verdad la vida
Otros deben vivir con lo que sobre

Y así el orden del mundo se alinea
En torno a una trasnochada idea
Según la cual no estamos preparados
Ni para amar, ni para ser amados.

Y cuando alguien rompe el guión
Establecido desde tiempos remotos
Y encuentra en el cariño ese filón
Que provoca en su mente terremotos

Y busca en los libros la manera de ser
Amable con la gente y la persona amada
Se da cuenta de que una cosa es querer
Y otra, que es mucho peor, no tener nada

Por lo que luchar a muerte, y por cierto,
Tras irte me he quedado en punto muerto
El alma se me paró ese día, sin remedio
Tratare de que ande, por cualquier medio

Y en el ínterin entre tu huída y mi pesar
Si hay algún tratado para aprender a amar
Te prometo comprarlo, aunque no lo lea,
Y deba de tener con mi corazón una pelea.

Para no escribirte aquellas cartas tiernas
Donde hasta la tinta rezumaba sentimiento
Una vez acabadas, aunque fuesen eternas
Siempre las ponía para secarse al viento

Con la vana esperanza de que te las llevase
Sobre su lomo gris, hecho de mil jirones
Muy difícil de impedir que nos traspase
E incapaz de transmitir las emociones.

Debo confesar haber hablado con el viento,
Aturdido por tu marcha, en vano intento
De abrazar tu recuerdo, que ya se difumina
Y mi alma hacia el ocaso del amor camina.





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UNA TARDE CUALQUIERA

Puede ser que lo nuestro no fuese amor exactamente
Fingimos abrazarnos, bajo las negras nubes del olvido
Tratando siempre de aparentar un cariño inexistente
Intentando recomponer un par de corazones divididos.

Los regalos no fueron suntuosos, sino tristes detalles
Comprados al azar, sin mirarles la talla ni siquiera
En tiendas semiocultas, de apartadas calles
Pagando en efectivo, una tarde cualquiera.

Hicimos muchas fotos, con la sonrisa esquiva
Enseñando los dientes, con fingida alegría
Cuando las miro, solo veo un barco a la deriva
Navegando por detrás de nosotros, aquel día.

De cara a los demás fuimos la pareja perfecta
Una dupla amorosa sin fisuras ni grietas
Destilando a raudales una ficticia unión
Y aparentando como siempre la falsa comunión;

Que no nos puso nunca en apuros, hecha de disimulos
Más proclive a la perenne farsa que al verdadero amor
Cogimos de la tierra lo más seco, a pesar del verdor,
Que proporcionan los tallos de las flores, al estímulo

Del sol que las calienta a mediodía, cuando la comida;
Nos ponía de nuevo frente a frente, sin nada que decir
Ofreciéndonos sal, hurtando el uno al otro las miradas
Tratando siempre de no dañarnos, ni mentirnos, ni huir.

Ahora que el paso del tiempo acabó con la esperanza
Y la vida nos ha colocado en nuestro sitio a cada uno
Cuando el viento ya hace de las hojas caídas la mudanza
Pese a intentarlo, no encontraremos la respuesta ninguno;

Y lo que fue real se tornará en ficticio, y lo inventado
Cobrará visos de realidad, aunque no haya remedio
Y el tiempo pasará con su raída capa a nuestro lado
Dejando tras de sí un poco de tristeza y mucho tedio.

Ni siquiera el afecto podrá rejuvenecer de entre el olvido
Nadie nos creerá si le decimos que un día nos amamos
Nos verán, como se mira al sol, con el ceño fruncido,
Seremos el sonido lejano del timbre al que llamamos,

Cuando todo en la tierra parece haberse evaporado
Y esperamos ése último milagro que nos cae del cielo
Ambos fingimos ante todo el mundo estar enamorados
Y tan sólo ya nos une, una gran cantidad de desconsuelo.



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DE ALGO LLAMADO AMOR

Jamás pude olvidarte
Ni cuando me fui tan lejos que pareció que huía
En uno de esos viajes que no van a ninguna parte
De ida y vuelta en el día.

No te lo dije antes
Tal vez porque no estaba del todo seguro de mi amor
O porque esperaba, con el corazón henchido de temor
Que cualquier caminante

Sin más equipaje que su vida
Rememorando instantes pasados, casi ya en el olvido
Me viniese a enseñar ése camino, que es tan sólo de ida
Donde lo ya vivido

En recuerdo se torna
Y pasa el tiempo lentamente como en un reloj de arena
Y las grises montañas allá a lo lejos, con mirada serena
Sus pupilas entornan.

Quizá debí de hablarte
Y olvidarme de esos silencios que tanto daño hacen al cariño
Decir siempre la verdad, aunque duela, como hacen los niños
Y sin dejar de adorarte

Marchar por la vereda
Labrarme un porvenir, para volver días después, a recogerte
Sin temor al futuro donde siempre existe el riesgo de perderte
Pero quizá aún pueda

Si los hados me dejan
Convertir cada instante de tu corta existencia en dulce poesía
Añadiendo a la cesta del amor los frutos que saben a ambrosía
Y que al viento cortejan

En un alarde vano
De tejer la urdimbre con la cual las personas se unen y se atraen
Como las hojas que con el gélido viento del otoño, oscilan y caen
Sobre mis pobres manos

Tan solo acostumbradas
A recibir desdenes de tu parte, nunca caricias tiernas, ni halagos
A veces siento que el mar, para mi mal, se ha convertido en lago,
Por donde a veces nadas

Sin más adorno que una flor,
Soberbia en su hermosura, de color sin igual y aroma persistente
Que añadirá a tu vida ese puntito de locura, el eterno ingrediente
De algo llamado amor.-

Que a ambos nos fascina
Y para mi lo es todo, pero para ti, es sólo una parte prescindible
De un traje hecho a medida para lucirte, en fiestas vespertinas,
Donde todo es posible.

A mí ya sólo me quedará la duda
En cuanto te vea marchar en compañía de otros, en autos más veloces,
Si no debí de amarrarte a mí de otra manera, y que no lo hice entonces
Cuando el alba te trajo a mí, desnuda.



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