miércoles, 15 de octubre de 2014

NO ME IMPORTAN LOS MOTIVOS





Hoy hace ya casi un año desde aquella tarde gris
en que nos despedimos; no importan los motivos
sólo recuerdo a unos niños jugando en el tio-vivo
y a una señora mostrando, de su perrito, el pedigrí.

Se nos rompió el amor por una cuestión de egos
ya que ninguno de los dos reconocía sus errores
yo, a ésa vida en común, le tenía un cierto apego
pero a tí, parece que sólo te causaba sinsabores.

Sé que ahora vienen a recogerte en una limusina
también que has dejado de visitar nuestra cantina
tu vida consiste en recorrer el mundo en un velero
mientras por mi parte, llámame tonto, aún espero

que en cualquier momento vayas a aparecer
es por ello que nunca dejo la cama sin hacer
pues sé cuánto te gusta el orden, la limpieza
y como todavía no he llegado aún a la certeza

de que no te veré más, continuo limpiando
los lugares comunes, tales como el garaje
o la terraza; como ves aquí sigo, esperando;
pero tal vez un día el corazón se me desgaje

y poniéndome el mundo entero por montera
empiece por romper en trocitos esa foto
que hicimos junto al mar aquella primavera
en un lugar hermoso y acogedor, aunque remoto.

Me llegan noticias sobre tí, de cuando en cuando
la mayoría son en torno a tu nueva vida, rumores
de gente que está al corriente de todos tus amores
y para ver mi reacción, pues me los van contando.

Yo sonrío, sin más, la pena no merece ni expresarla
ha tiempo amé a una mujer, y como ella no me ama
tal vez un día cualquiera dejaré de hacer su cama
y a la caída de la tarde me pensaré el dejar de amarla.

Los hombres no aprenderemos nunca en esto del amor,
y así, un día y otro día, desde que el mundo es mundo
sentimos por las damas una especie de deseo profundo
y nos entra, cuando ellas se alejan, un extraño temblor

Como si esta fuese la última vez que las vamos a ver
cuando en realidad sólo salen de compras al colmado
entiendo que son una especie celos, que nos harán creer
que si llegan a doblar la esquina, todo se habrá acabado.

Nunca debí impedirte que te fueses de compras, admito
que fui grosero cuando el momento requería de ternura
pero me dio por pensar que tan sólo querías lucir palmito
por el hecho de tener, con algún otro hombre, una aventura.

Ahora me arrepiento y aunque es tarde y la luna ya salió
quiero escribir estos versos expresamente para una mujer
a la que, por mi parte, juro que nunca he dejado de querer
y de la que al menos estoy seguro de que un día me amó.

Y aguardaré su regreso en brazos de la diosa paciencia
y esperare el tiempo que haga falta a la luz de un llama
mientras limpio la terraza y el resto de la casa a conciencia
y sobre todo, prometo nunca jamás dejar de hacer su cama.




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