sábado, 23 de julio de 2011

EN EL ROSAL DEL VIENTO




Hoy he vuelto a pensar en Dios pero no creas
Que haya sido por haber vuelto a la vida
O por tratar de curar el alma dividida
Partida en dos por un par de heridas feas.-

Lo que no he podido hacer ha sido musitar ni una oración
De esas con las que nos martirizaban de chiquitos en el cole
Ni recitar de memoria, ni siquiera en voz baja, esa canción
Que nos hablaba de la existencia del cielo y de sus soles

Aplicados en su rol de estrellas permanentemente atadas
Por una fuerza mucho mas poderosa que la suya, ahítos
De nostalgia y dispuestos siempre a volver a las andadas
Y defender su preciada posición aunque haya de ser a gritos.

Hoy he subido a la cima de la montaña del fracaso
Sobre un rocín anémico y de escasa prestancia
Al final he recorrido así, el doble de distancia
Que emplea el sol desde que sale, hasta el ocaso

Y no todo lo que he visto desde arriba me ha entusiasmado
A pesar de lo que dicen, no siempre los paisajes son preciosos
Ni en cada una de las cuevas de la montaña habitan osos
Ni creo que todas las mamás del mundo a sus hijos han mimado

Cuando me da por observar, me quedo ensimismado
Atisbando la entereza de los que nada tienen
Los que un día se van y un mes más tarde vienen
Del más humilde de los barcos atados al sollado

En bendita comunión con los que surcaron esos mares
En busca de fortuna, y cuando la hubieron encontrado
Con toda suerte de joyas y llenos de dinero bien ganado
Se dieron cuenta que el gris blanqueaba ya sus alamares.

Y decidieron volver para entregar a la que fue su amada
La alianza más bonita que engarzar el orfebre consiguió
Hilo de oro con más de un millar de esmeraldas enlazadas
En una algarabía de colores y reflejos cuyo fin nadie vio

Pero la que fue su dama de corazones, ya se había marchado
Y tras dejar su casa, nadie cuidó la huerta y se agostó el rosal
Que cada año protegía con agudas espinas la flor primaveral
Y que acaba por entregar a su amada, el que está enamorado.-

En el rosal del viento las flores son estelas anhelantes
Trozos de corazón que sueñan que son imprescindibles
Coro de voces que recitan “a capella” historias increíbles
Y relatos sonoros acerca de héroes, pero de los de antes

No como ahora, en que consideramos un héroe a cualquiera
Que nos salve aunque sea de pisar dentro del feo charco
Que siempre se forma en las calles, de agua de primavera
Y en el que desde luego, nunca cabrá, ni ha cabido un barco

A no ser que fuese tan grande, como para hacerle sombra al mar
Atiborrado de agua, tan limpia y cristalina como cae del cielo
Contaminada y sucia al lavar todas las impurezas de ese suelo
Contra el que se precipita el hombre enamorado, cuando deja de amar.-



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