lunes, 12 de julio de 2010

ESTO QUE CUESTA UNA VIDA


Si la vida que tenemos pudiésemos escribir
Para contar a la gente lo que significa amar
Plasmaríamos sin duda nuestras ganas de vivir
Y hablaríamos también de esas noches junto al mar

En las que juntos pusimos todo el empeño del mundo
Simplemente en adorarnos, sin nada de extraordinario
Para alejarnos en barco, navegando hacia el profundo
Laberinto de pasiones que el amor teje a diario.

En el puerto los mirones nos despidieron a gritos
Nadie hubiese dado un duro por aquella relación
Hoy estamos ya de vuelta, envueltos en la canción
Que suena a nuestra llegada como si ya fuese un rito.

Y bajamos de ese barco con las velas desplegadas
Con la proa dirigida hacia destinos remotos
Es posible que del mar estés un poco cansada
Y también de soportar aquellos abrazos rotos

Que nos dimos en la popa cuando querías volver
Y yo te obligué a seguir por la senda impenitente
Plagada de sentimientos y atiborrada de gente
Que camina sin descanso y a la que puedes ver

Cómo nutre su esperanza con la fruta prohibida
Que coge en el recorrido de los árboles frutales
Esperando que ese fruto ponga final a sus males
Deseando que su pulpa sea sustancia de vida.

Hicimos el juramento de amarnos sin condición
En una mañana gris, de sol oculto y distante
Agarrados de la mano, nos fuimos hacia delante
Para encontrar al final del camino una razón

Para besarnos sin luz, encadenando los besos
En una orgía discreta que puso fin al placer,
Y juntos vimos de nuevo como es el amanecer
Como el inicio del día forma parte de un proceso

En el que el cielo y la tierra desconfían mutuamente
Mientras con detenimiento un gorrión observa el río
A los hechos me remito, y de tu palabra me fío
Así que pasen cien años yo te llevaré en mi mente.

Y amaré tu recuerdo cuando nuestro barco haya naufragado
Y cuando todos los que nos vieron juntos se hayan ido
Y cuando el gorrión se eche a volar desde lo alto de su nido
Riéndose de mí, por intentar atraparlo, y por haberte amado.-

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