sábado, 11 de agosto de 2012

TRAS DE UN BUEN TIEMPO SIN TÍ (1)



Aunque las lágrimas pudieran darle la vuelta a alguna situación,
Y el llanto amargo que surge a veces de la nada fuese suficiente
Por si sólo para poner punto y final a los problemas, mi opinión
Seguiría siendo contraria a llorar, al menos de una forma evidente

Pues nada hay tan triste como ver caer esas gotas de agua, por la cara
En forma de serpiente húmeda que recorre la mejilla y busca el suelo
Donde el eco humedecido le trae la desgarrada voz del desconsuelo
Mientras se forman charcos de tristeza a uno o ambos lados de la acera.

Si hay que llorar, se llora alegremente, para que nadie sepa que estás triste
Lo mismo que si hay que reír no se ríe abiertamente, y tan sólo se muestra
Una sonrisa que no ofende, una mueca intranscendente, una obra maestra
Que nunca dejará que nadie a tu alrededor, sepan lo que de verdad sufriste.

Lo cierto es que llegados al punto de destino, a veces nos da por saludar
A los amigos o la familia que ha llegado a buscarnos, con un beso
Y aún antes de que sean capaces de coger el equipaje y librarnos del peso
Muchos de ellos, yo diría casi todos, se ponen al unísono a llorar

Y uno no sabe si es por la ausencia, o será tal vez porque has llegado
Se atropellan las palabras en la boca mientras el tren se aleja del andén
Se busca entre la gente el compañero de asiento, el que estuvo a tu lado
Todo el viaje, y charlando con el cual te emocionaste, y reíste también

Y observas que él mismo está con su familia y entre todos hacen piña
Se abraza su mujer a él, lo mira con desdén su suegra, mientras una niña
Se agarra de su brazo reclamando su regalo, tal vez tan sólo una muñeca
Y al ver que no es la que quería la pequeña no puede evitar alguna mueca

Y acto seguido, como impulsada por un resorte oculto, va y se pone a llorar,
Se olvida del pasado inmediato preguntando a su madre por el padre ausente
Se pasa la salida, absorta en su propio y eterno sufrimiento, incapaz de parar
Pensando tan sólo en su regalo, como si su padre no hubiese venido realmente

Y ya no hubiese tiempo para buscar en unos grandes almacenes un objeto bonito
Que le compense de forma suficiente de la ausencia debida a las múltiples tareas
Que se imponen las personas mayores, y que suelen ser un poco como las mareas
Que aún lejos de la orilla, vienen rápido para mojar tus pies y provocar un grito

Por la frialdad del agua que sumerge una parte de tu cuerpo en un trocito de mar
Con una sensación de frío que nunca te abandona hasta que sale el sol definitivamente
Para recorrer tu cuerpo, embadurnado de crema y tumbado sobre la arena bien caliente
Hasta el punto en el que llegas a creer que si sigues bajo el sol puedes llegarte a asar.

Las lágrimas de la niña no son la consecuencia del desdén de su padre,sino la fantasía
Evidente del que espera algo que puede ser que nunca se consiga, como esos deseos
A veces colocados a la misma altura que los sueños,tan sólo para despertar al otro día
Sin nada que decir, tal y como me pasa a mí cuando hace un tiempo ya, que no te veo.-