viernes, 9 de octubre de 2009

EL INVITADO DEL LLANTO


Muchas veces el alma se envenena y contradice
Lo que le dicta la razón y en ese instante infinito
Donde el amor se da a conocer a voz en grito
De todo lo que proclamó ha tiempo se desdice

Y solo queda soledad donde hubo compañía
Tristeza y desaliento donde todo era alegría
Desolación y olvido en forma de calvario
Que uno lleva sobre sí, a modo de sudario.

Muchas veces repetimos ciertas frases manidas
De esas que, pronunciadas, no producen ni eco
De esas que se dan en las noticias, resumidas
De las que suenan a timo, a falsedad, a hueco.

Si tuviese que decirte alguna de esas frases yo querría
Dar con la tecla exacta del armonio para no repetirme
Tal vez tenga que pensar y el cerebro exprimirme
Si no fuesen frases de amor, sin duda bastaría

Con aquilatar bien el verbo y el sujeto
Sin que se nos descontrole el predicado
So pena de cometer, sin querer, ese pecado
De creer que todo lo que se dice es cierto.

Pero son las palabras del amor lo que alimentan
El alma circuncidada del amante
La intencionada soledad del vigilante
La deteriorada condición del que todo lo intenta

Sin que nada le salga
Y como ejemplo, valga
Este poema, raro desde el principio
Lacio y sin corazón, hecho a base de ripios.

Como llegar al corazón de una mujer es la pregunta
Como llegar a unir dos almas para que sigan juntas
Y que no sea nunca más entre ellas efímero el instante
De verse, sino que sea ligero, pero a la vez constante.-

Yo, que he llegado a tu corazón para quedarme
A veces me siento como aquellos okupas
Cuya presencia a los buenos vecinos preocupa
Si bien mi único deseo es que llegues a amarme.

Nunca me iré de tu lado si me tratas como ahora
Estaré atado al árbol de tu vida a todas horas
Pero si un día decides ser cruel
Y me lanzas, para que me vaya, algún señuelo
Iré tras de él, o mejor, nadaré hacia el
Por un enorme mar de lágrimas de puro desconsuelo.-

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