lunes, 30 de octubre de 2017

LLEGADOS A ESTE PUNTO






Ya no vendrá Noviembre con su carga de hojas caídas
a recordarnos que la vida pasa deprisa y cuando veas
caer los suaves copos de la fría nieve, quiero que pidas
un deseo, tan sólo uno, pero importante, y aunque creas

que los milagros no existen, ahí estaré yo para mostrarte
el camino hacia una fuente de donde manan ilusiones
junto con agua clara que refresca y quita sed, puro arte
en unas pinceladas de naturaleza, aptas para ocasiones

en las que te apetece triscar y observar los montes y los ríos
los valles salvajes trufados de nostalgia de tiempos verdes;
ahora que todo ha envejecido y los grises indican señorío
es el momento de buscar el camino correcto, o bien te pierdes

entre las oquedades de troncos ancestrales, carcomidos
y casi a punto de caer de puro viejos, y por el hacha heridos
refugio de aves migratorias que han decidido quedarse
al igual que ése niño, muy cansado que opta por tumbarse

ignorando los ruegos de su madre que espera impaciente
a que se levante, y luego debe ir a por él, y sin reñirle
pues la pedagogía sostiene que es contraproducente
debe de levantarlo del suelo, cuidando de no herirle.

Así estaba yo cuando llegaste, un niño desgastado
en un suelo sucio, pero a la vez acogedor y amable
un poco triste, y si nos atenemos a lo dicho, malcriado
y ahí viniste tú dispuesta como siempre a echar un cable.

Por lo años pasados, imagino el futuro, y por las veces
que hemos pensado en que el amor no es para nosotros
de vez en cuando entono el mea culpa, pues no mereces
soportar esos minutos de auténtica tortura en esos potros

que sirven tanto para domar voluntades como para disuadir
a los que viven en su burbuja, de la que solo salen para discutir
y no se comportan como buenas personas, al contrario, golpean
una y otra vez sobre la puerta cerrada del amor, y emplean

todos los sucios trucos del amante despechado para herir
sentimientos que en todo caso, ya estaban casi muertos
y a los que la fina lluvia de Abril, que inunda los huertos
acabará por poner en relieve de nuevo, aunque toque sufrir.

Llegados a este punto no queda sino asumir en propiedad
ese alquiler de besos que nos costaba horrores el pagarlo
devuélveme las llaves de tu alma, y ámame de verdad,
y luego siempre habrá alguien que se atreva a contarlo.


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Y ALLI ESTABA EL BAR






Cuando seamos mayores, casi viejos, y los años
mueran dando vueltas en la trituradora del olvido
guardaré nuestros recuerdos, igual que oro en paño
para poder disfrutar, a ratos, lo que hemos vivido.

Quizá recuerde aquellas tardes junto al mar, oliendo
a sal y viendo a los marinos afanarse en recoger velamen
es bonita la playa al menos mientras la miras paseando
esperando, pura y simplemente, que las olas te amen.

No olvidaré tampoco aquellas tardes junto a la gramola
escuchando alguna canción de moda, que no recuerdo;
quizá nunca en la música a oír nos pusimos de acuerdo
tal vez nuestra razón de ser fuese el decirnos ¡hola!

entre arrumacos, besos, abrazos y caricias sin cuento
sin importar que alrededor nuestro sólo hubiera cemento
bloques de pisos bastante feos, construidos por gente
para la cual la belleza en la calle no debe estar presente

y allí estaba el bar, haciendo guardia en la garita de la esquina
simplemente amarrado a dos calles, cuyo destino nadie conocía
era uno de esos bares donde suelen echar la partida a mediodía
ahora mismo ignoro si sigue abierto, y aunque daba mala espina

en ningún otro sitio hemos sido así de felices
bueno, sí, en algún otro lugar, que no nombro
pero al menos, aún sin llegar a comer perdices,
siempre nos fuimos de allí agarrados del hombro

de la tarde preñada de ilusiones de planes futuros
que en realidad no iban a cumplirse, pues eran eso,
una retahíla de proyectos en común aún inmaduros
a los cuales algunas veces me así, como un poseso,

sin tener en cuenta que la vida no da oportunidades
a quien pierde, a la primera, la única que tiene;
qué bonito es amar cuando el verso sostiene
con su graciosa rima, algunas necedades.

Nos quedará la dicha, de lo buenos que fuimos,
de no haber discutido nunca por ninguna razón
también era imposible que sufriese el corazón
pues, antes de iniciarse la pelea, ambos huimos

Dejando en el aire las palabras que podrían herir
para luego recogerlas en forma de tierna despedida
no sé si en algún momento llegaste a sentirte querida
pero quiero decirte que tu sola presencia me hacía vivir.


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NADA HAY EN ESTE MAR






Hoy te haré caso, y fingiré que soy inmensamente feliz
pensando en otras cosas, realizaré mi trabajo sufriendo
y al final del día me iré, como casi siempre, sonriendo
aunque todos intuyen que tan sólo soy un pobre infeliz

que dejó ir a la mujer que amaba, en una tarde gris azulada
sin intentar siquiera retenerla, o en todo caso, darle un beso
una muestra final de un amor, cuyo inicio, parecía precioso
pero visto desde la perspectiva del adiós, se quedó en nada.

Ahora toca lamerse las heridas, porque la sangre mancha
todo lo que le rodea, y el odio sale a flote cuando sangran
las heridas abiertas en pleno corazón por donde se desangra
cada día un poquito nuestro amor, surcando en una lancha

el ancho mar de la decepción, la tristeza y la pena
donde no hay animales, si siquiera poéticos delfines
donde nadie te auxilia si caes por la borda, y la arena
está tan lejos como el cielo, y puede que termine

por arriar la bandera y rendirme y pensar que ya no estás
para estas ocasiones vestida de etiqueta, como antaño
pues tontín tonteando, desde la última nota, ya casi un año
ha pasado y aquí estamos, por mi parte sin renunciar jamás

a poder verte un día, y por la tuya, guardando con esmero
tus mejores galas, para ponerte guapa si un día nos vemos
y en el reencuentro, nos pondremos al día, si podemos
hablar entre tantos besos y abrazos dados con gran esmero.

Nada hay en este mar que me retenga, si acaso la esperanza
de llegar a buen puerto, que sería tu casa, ya de madrugada
cuando canta el búho, que es el único que no descansa nada
y aunque parezca serio, suele pasarse toda la noche en danza.

Pero llegan las lluvias, y hay que protegerse de los aguaceros
ponerse ropa seca, beber algo caliente, y coger el chubasquero
porque en plena tormenta, nadie aguanta en cubierta los envites
de enormes olas grandes como montañas, a no ser que acredites

una larga experiencia en manejo de barcos, y de mareos, nada
o en otro caso, cuando te vea enfermo, la gente se reirá de tí,
dejando la comida en el plato, la cara blanca y al cuerpo así, así
suplicando que el viaje se acabe, en una playa o en un ensenada

donde atracan los barcos que no son de piratas ciertamente
sino lujosos yates que llevan a personas cuya vida, estupenda
da para una novela, pero una vez en tierra, recorrerán la senda
que lleva al hotel donde, una vez a solas, ya podrán ser amantes.


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HOY TOCA SOLEDAD






Cuántas horas pasamos, escondidos del mundo
refugiados en cuevas donde no entraba el aire
besándonos a ciegas, buscando en lo profundo
un gesto que no haya supuesto algún desaire.

Lo dimos todo y de nosotros se vengó el placer
de tanto amarnos desnudos, nunca te pude ver
con esa bonita ropa que guardabas con esmero
para salir de casa, muy rara vez antes de Enero

y las nubes, en plan, ahora me la guardo
ahora suelto el agua, por fin abandonaron
el amplio cielo azul, y muy juntas quedaron
cada gota que dejan caer es como un dardo

que impacta, pero sin borrarla, en la escritura
de un poema olvidado en pos de la memoria
de un crucigrama inacabado, de una impostura
que no hace ascos a subir un rato en una noria.

Quizá no sea mi mejor poema, eso lo sé seguro;
se vuelve un poco gris, de un tono muy oscuro
son los años pasados en la más triste soledad
por culpa de un amor perdido en alguna ciudad

cuyo nombre recuerdo, pero lucho para no decir
y donde el frío sol de final de Diciembre
nos abandonó pronto, nos tuvimos que ir
y no fue un hasta luego, sería un hasta siempre.

Y quedamos en vernos, pero sin mucho afán
y los años pasaron, siempre en orden de fila
primero los impares, luego los pares van
y cada día el sol sale, agrandando pupilas

haciendo con su luz que se ilumine el cielo
nos quedará por siempre un beso escurridizo
y cómo no, una manta raída, para tapar el suelo
de forma que la hierba no nos rompa el hechizo

y puede que nos multen por besarnos en público
y hasta que nos señalen como un mal ejemplo
tu mirada es mi vida, tu cuerpo fue mi templo
siento que en ocasiones fuese un poco abúlico

Hoy toca soledad, como antaño tocaba ser felices
y las gaviotas vuelan como siempre en manada
me despierto en la noche, para ver qué me dices
pero estando tan lejos, no logro escuchar nada.


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CARNE DE CORAZÓN





Si vuelves de algún viaje y no hallas nada
de lo que fue nuestro pasado esplendoroso
si todo lo vivido, tan cierto y tan hermoso
se fue como se va la noche, de madrugada

es posible que no haya nada que decir
o que las palabras sobren, simplemente;
hace un rato en la plaza he podido oír,
sin identificar al autor entre tanta gente

que el amor no se nutre de promesas vacías
antes bien, se alimenta de sonrisas eternas
y carne de corazón, muy escasa, pero tierna
del tuyo un buen trozo, ahora me comería.

Y si las cosas cambian y el azul del cielo
un día se hace rosa, y aparece un crisol
radiante donde antes tan sólo había hielo
ése será un buen día, pues veremos el sol

rompiendo latitudes, escudriñando sombras
y creyendo en sí mismo, que hoy por hoy
es bueno; por mi parte, ahora estoy
aunque el decirlo asombra

cada vez más perplejo y asustado, como un ser
cuya única aspiración es tener la conciencia
de nunca haber dejado de amar y de querer
habiendo encajado golpes con bastante paciencia.

Un buen día será el de nuestro reencuentro
pasados ya unos años desde la despedida
quién sabe si cada uno, jugaba su partida
quién se atreve a decir lo que se guarda dentro.

Y el mundo colisiona a cada instante y trunca
futuros imperfectos cuya historia, no escrita,
más tarde se aparece ante él, y recelos suscita
en el bien entendido que no se acaba nunca.

Yo no soy de aquel mundo cuyo fin es etéreo
tampoco ningún ser con poderes sagrados
soy un poco especial, bastante acomodado
y capaz de soñar, mientras suena el estéreo

y allá nuestra vieja canción toma alas y vuela
en pos de una ilusión cercenada en caliente
tus fotos en la playa, mi espíritu consuelan
mientras tus labios besan, sin saberlo, mi frente.


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