viernes, 31 de marzo de 2017

DE LAS TARDES DE CINE ( y 2)





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Luego la vida, como ya he dicho, nos separó unos años
tremendamente cruel, como lo es el destino si así quiere
nada hay más penoso que amar a quien de ti difiere
en la forma y el fondo, y además te suele causar daño

pero aún seguimos en contacto, al menos yo pensaba
que habrías rehecho tu vida con alguien diferente
quizá fuese así en algún momento, y siempre lamentaba
el no haberme sentado junto a ti, o al menos enfrente,

y decirte todas estas cosas que ahora parecen obsoletas
como los pomos de las puertas a los que hay que llamar
para que alguna doncella medio sorda abra la puerta
y si no está la señora, te mande enseguida a escaparrar.

De aquellos polvos, como se dice, vinieron estos lodos
y seguimos nuestro camino procurando no pasar pena
aquí debería de decir que sin ti la vida fue una condena
pero este hecho no cambiaría en nada nuestro modo

de recordarnos juntos, estando separados, de besar
la única foto en la que ambos parecemos felices
hay que ver las cosas que, en silencio, se dicen
sobre todo cuando en ocasiones, has querido llorar.

Ahora estoy aquí, escribiendo estos sentidos versos
acerca de lo bien que estuvimos, de lo cerca que estaba
el lago donde el amor envolvía a todo el que se bañaba
y de cómo pasamos por la orilla demasiado dispersos

ojala que al menos nos hubiésemos mojado los pies
aunque luego tuviésemos que caminar descalzos
nada hay como la humedad para apretar los lazos
o un buen baño, para tener que secarse después

y pasar la toalla por tu espalda desnuda y atrayente
llena de pecas, como si la naturaleza distinguiese
tu piel como de miel, con algunos trazos diferentes
evitando así que la gente alguna vez te confundiese.

De cómo la esperanza nos olvidó, se puede discutir
o también de si pudimos o no pudimos encontrarnos
de todo se puede hablar, incluso sin llegar a sentarnos
en la mesa de aquel café donde un día me viste partir.

Ya no quedan lágrimas pues yo me las llevé conmigo
dejándote la cuenta sin pagar, y una rosa marchita
ahora, más viejo, estoy aquí, contándote mis cuitas
y creyendo que quizá mañana, me encontraré contigo.


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