viernes, 6 de agosto de 2010

FLECHAS QUE EL AMOR REPARTEN


De aquel hombre que fui, hoy apenas queda nada
El que, cuando tú te ibas, echaba en falta tus besos
El que te amó con locura y a veces cayó en excesos
Y que se volvía loco por tan sólo una de tus miradas.-

También lloré, y mis lágrimas, que ya eran sin sal
Humedecían a veces el dibujo impreso en mi camisa
Una enorme pradera verde-gris por la que iban de prisa
Una vaca, un ternero y una moza que asía un pozal

Con el que pretendía coger el agua de la fuente
Situada hacia los hombros, cuyo caudal no fluye,
Pues es el mismo manantial de tu amor inexistente
Cariño un poco incierto, pero que mi alma intuye.-

Hay pocas esperanzas, cuando se quiere amar
A una mujer de cómic, de esas que te lanzan
Miradas insinuantes desde el azul de un mar
Bastante reducido y que en el fondo danzan

Desnudas y salvajes, sin variar la expresión
Sea quien sea el que mire su cuerpo estilizado
Alrededor de un ritmo, adheridas a un son
Que desde Adán y Eva, casi nunca ha variado.-


Yo no quiero que dances, al menos para mí
No soy experto en bailes, y si te soy sincero
No es un baile ante mí, lo que de ti espero
Sino tan solo un abrazo como aquel que te dí

Una tarde de invierno en perfecta sintonía
Con un portal nevado, de hacia mitad de calle
Que lleva a un camino que acaba en un valle
Donde conviven en paz amor y poesía.-

Fue el abrazo más sincero que haya dado nunca
Y se me erizó el vello desde el brazo a la nuca
Y el corazón partió de mi pecho en busca de fortuna
Y aquella vez el amor se nos presentó como en ninguna

Otra ocasión lo había hecho, tan lleno de cariño
Entregado y feliz, olvidando que un día fuimos niños
A los que la pubertad cogió en medio de un proceso
Amoroso, letal, inquieto, y a veces… temeroso.-

Pero como no quiero vivir de los recuerdos
Ni acordarme solo de los buenos momentos
Es por eso que espero decirte lo que siento
Y que tú también conmigo estés de acuerdo

En que el amor te cambia y Cupido te ignora
Cuando lanza sus flechas, casi una por hora
Y siempre da en el blanco, aunque sea lejano
Porque para la caza, él tiene buena mano

Otra cosa será que aquel a quien alcance
La liviana flecha que marcará el camino
Acoja con alivio lo que será un percance
Que sin duda hará más dulce su destino.-

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