sábado, 30 de diciembre de 2017

A UN FALSO AMOR






Iba por tí el último brindis de anoche en la taberna
por nuestros buenos tiempos, que ha tiempo pasaron
nos quedará la dicha, si todavía sigue estando tierna
y quizá también alguno de los besos, que quedaron

como se suele decir, en el tintero, a punto de salir
eso sería antes de la guerra, ya ni me acuerdo casi,
aunque aún tengo vívido el día en que te vi partir
con tanto equipaje que casi no te cabía en el taxi.

Alrededor de mí estaban los borrachos habituales
cada uno bebiendo por una razón distinta, pero todos
solidarios los unos con los otros, juntando los codos
en la barra llena de cervezas, con sus pajas mentales

cambiando el mundo a cada trago y bocado de tortilla
que no están ahora las cosas en casa como para cenar
nadie me espera, ni el gato siquiera, que se cepilla
cualquier resto de vianda que se pueda encontrar.

Una y otra vez las puertas del bar se abren y se cierran
a veces nadie sale, pues está demasiado ebrio para irse
así que se queda y pide otra ronda, todos lo celebran
y aunque no venga a cuento, la peña no para de reírse.

Ebrios de soledad, bebemos por el pasado y el futuro;
el pasado se fue, y apenas merece un par de brindis
el futuro no existe, pero si existiese, sería bien oscuro
casi para cada uno de nosotros, verdaderos mindundis

cuyas babas recorren el suelo en procesión y se posan
en el rincón más áspero del bar, donde todos acaban
cuando el dinero ya no da más de sí, y el reloj acosa
para volver a la que aún es tu casa, donde ponen trabas

si regresas borracho, pero luego te buscan si no llegas
es un poco un quiero y no puedo, ni contigo, ni sin tí
y sin embargo no hace mucho hubo amor, casi a ciegas
como lo fue en mi caso, la primera vez que yo te vi.

Llegan las once, con su carga de sonidos y de ecos
y el bar se cierra, nos dejan en la calle con la última
copa; pasan los basureros y saludan, somos víctimas
del mal llamado de amores, en éste caso, huecos

y sobre todo falsos, como falsa era tu sonrisa al marchar
pero húmedas las lágrimas que soltaste, como agua de mar
traté de no beber ése día al menos, en sentido homenaje
a un falso amor, que un día sin otro, se cambiaba de traje.-


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